“El calentamiento global dejó de ser sólo una preocupación científica para a ser una intranquilidad presente en la vida cotidiana. ¿Puede el arte alertar y provocar reflexión sobre estos temas? Lilí Essés realiza una obra de fuerte autoría, abierta a la comprensión social. Su concepto satisface a críticos y curadores, pero también a un vasto público que necesariamente reflexiona a partir de los materiales empleados por la artista. En su exposición “Deshielo” empleó freezers de una empresa de helados para guardar los mapas continentales realizados en hielo. La utilización de resinas, caucho de siliconas, fibra de vidrio, látex y agua, entre otros elementos no jerarquizados para el arte, le permiten trasmitir un mensaje conceptual de absoluta vigencia. Lilí Essés no es una artista encerrada en su mundo personal sino preocupada por el mundo universal. Sabe que si el arte logra comunicar su mensaje ambientalista, despertará conciencia sobre el compromiso individual en la protección del planeta”…

Julio Sapollnik, licenciado en Historia de las Artes, director de las Salas Nacionales Palais de Glace, director del Programa de TV Cultura al Día

“Conocí a Lilí Essés cuando yo era Director del Centro Cultural Recoleta. Y ella se atrevió con gran éxito a hacer en mi secretaría una irreverente instalación alusiva a los males de la burocracia. Intentó definir el territorio del arte, pautar su objeto, establecer normas sobre lo que puede hacerse y lo que no. Como si el arte tuviese alguna función, alguna utilidad. Ya que lo único que se puede transmitir tiene que ver con lo espiritual: el arte es un camino espiritual. El rigor de sus formas –la de sus esculturas– confirmó su personalidad. Trabajos en volumen, gallinas de látex, mapas en resina poliéster le acercaron reconocimiento y alumnos. Ahora nos propone imágenes que se apoyan en el pensar de los hombres, sus costumbres urbanas y su enfrentamiento con la naturaleza en este mundo que lo quieren globalizar. Qué podemos saber de este arte, esta experiencia inasible, misteriosa. Lo que debemos pensar no son formas de instrucción, sino de acceso al arte, de acercamiento a la fruición del arte para permitir que la experiencia estética acontezca.
Ya lo dijo Gertrude Stein: el arte comienza cuando se interrumpe la conversación.   

Osvaldo Giesso, director Espacio Giesso, director del Centro Cultural Recoleta, director Nacional de Artes Visuales

Siempre he pensado que las obras de arte que merecen el nombre de tales son como los sueños: tienen un contenido manifiesto que suele ser más o menos inteligible y otro latente que puede quedar oculto para el espectador pero que influye en su percepción de aquellas. Ese contenido latente, mi juicio, sólo puede ser verbalizado apelando a metáforas que, si se las relee desde un punto de vista lógico, son verdaderos disparates que remiten a múltiples absurdos.
Lilí: Después de la presentación de tu exposición caí de pronto en la cuenta que todo lo que había escuchado acerca de tu obra de parte tuya y los otros dos expositores había versado fundamentalmente acerca de su lado manifiesto. Me faltaba algo por comprender; algo que estaba en ellas y me había afectado y en lo cual debía pensar.
Lo primero que pasó por mi cabeza fue una frase que robé en parte a un poema de Eluard. Me dije “Es una pregunta hecha por una boca muda que interpela a un oído sordo”. Luego de repetírmela en voz baja mientras buscaba, con frío, un taxi por la calle Cabrera caí en la cuenta de algo que había tenido ante los ojos todo el tiempo pero no había visto. Tu obra fue realizada aquí y allá en color pan pero sus fondos son siempre blanco, gris y negro.
A partir de esa re-velación encontré mi pista para empezar a reflexionar sobre lo que había visto. “Alimientos” es un derroche de austeridad, un verdadero voto de pobreza y para mí su cuadro más impactante es un tela despojada de casi todo denominada “Sueños”. ¡Vaya sueño!

Heriberto Muraro, sociólogo, ex Secretario Académico del Centro de Estudios de Comunicación Masiva de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, coordinador de la Maestría en Opinión Pública de la Universidad Nacional de San Martín, periodista e investigador en Sociología de la Comunicación

La obra de Lili Essés destaca por su frescura y colorido en el jardín del Museo “Casa de Yrurtia”. Un variopinto entramado de base geométrica entrecruza el follaje: realizado a partir de recortes de tablas (de ahí el nombre de su instalación), conforma una suerte de curioso alfabeto de formas ensambladas.

Lo que proviene de la precariedad del material es riesgo compositivo, y a su vez alegato en defensa de la madera, y el riesgo medioambiental: Essés salva con holgura y probidad este desafío, transformándolo en arte.

Osvaldo Mastromauro, director del Museo Casa de Yrurtia